RAVVE se presenta como un capítulo más de una polifónica fresca en la que Borrás mezcla altares digitales, ceremonias transhumanistas y personajes de un curioso Olimpo indefinido. Una rave del futuro de aires tecno pero trasfondo ancestral, que parece festejar el porvenir a través de dos sacerdotes del transhumanismo pero que, al mismo tiempo, busca un imposible estado de armonía y serenidad. El resultado es una meditación ritual, doblada de un viaje sonoro a cargo de Daniel vacas Peralta en Adaptasi Cycle y de Mowa, alias de Mit Borrás en su vertiente electrónica en Ravve, que conecta tecnología, naturaleza y estética. No sabemos en qué dimensión existen estos seres, en la frontera en la que se encuentran los robots -muertos y vivos- fuera del espacio, fuera del tiempo, como si hubiesen superado el estado humano, el pa(e)so del tiempo y las banales restricciones de lo material, a través de una ciencia bondadosa y un progreso suave.
Pero, como reza el subtítulo, son ‘fantasmas del futuro’. Y es que hay algo de espectral, una sombra, un espíritu que recurre las obras de Borrás, escondido tras una cierta utopía de equilibrio, amabilidad y armonía. Seguramente algo parecido a lo que Eric Sadin llama ‘el superyó del si- glo XXI’, esa inteligencia artificial o esa realidad virtual que ‘realiza el fin de la historia, haciendo emerger un mundo nuevo, carente de cualquier fricción y aspereza, viviendo de la plena concordancia’.