W.O.R.M.
La Madriguera del Agujero de Gusano
“Un gran número de esas cosas, si no la mayoría, fue descripto, inventariado, fotografiado, contado o enumerado. Mi objetivo en las páginas que siguen ha sido más bien describir el resto: lo que generalmente no se anota, lo que no se nota, lo que no tiene importancia: lo que pasa cuando no pasa nada, salvo tiempo, gente, autos y nubes.” Georges PEREC, Tentativa de agotar un lugar parisino, 1975 “-No es ninguna de las dos cosas -contestó parsimoniosamente la voz de la esfera-, es el conocimiento; son las tres dimensiones: abrid los ojos de nuevo y procurad mirar firmemente.” A. SQUARE, Planilandia, 1884 Hace ya tiempo que el futuro dejó de sorprendernos, los grandes avances que llegarían, la maravilla que supondría un teléfono sin cables o comunicarse viendo a alguien que estaba al otro lado del mundo se asumieron con una normalidad pasmosa. Algunos teóricos han llegado a afirmar que el cambio de milenio significó el fin de la sorpresa, que todavía en los noventa del pasado siglo se podría experimentar el asombro… Hace casi ya dos décadas que Jameson publicó Arqueologías del futuro (2005) o que la Documenta XII articuló su discurso en torno a la idea de la modernidad como nuestra antigüedad (2007). El comienzo del siglo se construyó sobre la ruina, sobre fragmentos de utopías que ya no tenían lugar en un tiempo más allá de nosotros, sino que se nos mostraban entre nuestros dedos, frente a nuestros ojos… teclas, pantallas, clicks.
