En 2016, Carmen Ortiz Calvo (Valencia, 1966) inicia la serie Actos y consecuencias, que incluía tanto obra sobre lienzo como instalaciones. En ambos casos la dinámica estaba regida por el azar -controlado-, ya el impacto de un objeto era el que definía el resultado, las exploraciones formales de este tipo de propuestas son las que han ido evolucionando a la nueva instalación concebida ex profeso para ARCO Lisboa. En este caso las ondas del impacto están recogidas y “solicitadas” en una negra de suelo, que se muestra junto a algunos de los modelos de los trabajos sobre lienzo blanco. El insistir en su construcción cromática no es casual. El flujo y reflujo entre los elementos se configura a partir de las tensiones y opuestos, llevando la idea de causa efecto a un espacio que se replica a si mismo. Al mismo tiempo los modos de formalización enlazan con diversas tradiciones, de forma directa con la noción del mínima y post-minimal por el empleo de formas básicas y la utilización de determinados materiales como el lienzo y el caucho, pero también con una tradición mucho más amplia y que es la que condujo o inició la abstracción, la de la ruptura del uso de formas alegóricas para intentar reflejar realidades no materiales: ideas, sensaciones, conceptos… La historiografía ha planteado siempre esa transición o la “invención” de la abstracción vinculándola a figuras como Kandisky, Malevich o Mondrian. Ya en 1984 la historiadora del arte Åke Fan reivindica a Hilma af Klint como su creadora, ya que sus trabajos se realizaron cinco años antes que los primeros trabajos de los artistas mencionados, pero a día de hoy se les sigue citando como pioneros. La exploración de Hilma af Klint no es una búsqueda de posibilidades expresivas de la forma o el color, sino un intento de dar forma a lo invisible. Esta búsqueda no es ajena a la propia exploración de Kandinsky, que en 1912 publica una texto escrito el año anterior: De lo espiritual en el arte. La búsqueda expresiva de Ortiz está también vinculada con ese tipo de preocupaciones, con maneras de dar forma a conceptos intangibles, invitando al espectador a una exploración sensorial y emocional con sus formas “pictóricas” sin pintura.